miércoles, 31 de agosto de 2011

LA BRAMADORA (ECUADOR) XIV (3-4 AGOSTO 2011)

Todo lo que comienza, debe acabar. Y así nos sentíamos los dos al amanecer de ese día 3 de agosto, nuestro último día en Ecuador. Día que íbamos a pasar en Quito, visitando bien la ciudad, con tiempo...comenzamos "por todo lo alto", tomando el teleférico que asciende hasta cerca de la base del monte Pichincha, a 4100 metros sobre el nivel del mar y 1200 metros por encima del nivel de la ciudad. El ascenso fue revelando el aspecto de la ciudad, tal y como es, una ciudad alargada y estrecha, que cubre casi la totalidad de un valle bastante profundo, rodeado completamente de las montañas del altiplano andino. Una vez arriba, caminamos un buen rato -a esta altura, era difícil respirar, había que hacerlo todo más despacio- e hicimos muchas fotos del valle de Quito y de los montañas circundantes. Entablamos conversación con una señora de Honduras que estaba en Quito visitando a la familia de una amiga. También conocimos a uno de los hijos y al padre de éste. ¿Por qué citamos este encuentro? Luego quedará claro, sólo tenéis que esperar unas líneas...

Tras un buen rato arriba, descendimos de nuevo en el teleférico hasta el nivel de la ciudad y nos dirigimos al mercado de artesanía próximo al hotel Hilton, el mercado más famoso de Quito. Allí compramos todo tipo de artículos para regarlarlos a nuestras familias y amigos...pero sobre todo, compramos ¡chocolate!...uno de los productos estrella de Ecuador, que exporta a todos los países del mundo (el cacao criollo ecuatoriano produce el mejor chocolate del mundo). Javier también compró dulces de todo tipo (ya lo había hecho en otros lugares de Ecuador, pues se puede decir que si no lleva dulces de regreso a casa, no ha viajado).

Por la tarde, nos dimos un paseo por el casco antiguo de Quito -nuestra casa, la Cotopaxi, se encuentra en el centro de la zona antigua de la ciudad, con lo que nos resultó fácil-, dándonos cuenta de lo mucho que no habíamos visto en julio (por ejemplo, la preciosa calle La Ronda, que recuerda a una calle andaluza, o la iglesia de Santo Domingo, con su artesonado mudéjar, muy parecido al de las iglesias canarias). Los trolebuses son un símbolo de la ciudad...
Por la noche, cuando salimos a comprar los últimos dulces y algo para cenar (los maravilloso quimbolitos de maíz, por ejemplo), en el local de la Plaza de la Independencia...nos encontramos de nuevo a la señora hondureña y esta vez a toda la familia quiteña que la había invitado a conocer la ciudad...un encuentro sorprendente, que nos llevó a intercambiar emails y datos personales.



Regresamos a la Cotopaxi a cenar y a terminar de preparar la maleta. Jose se quedó a descansar ya en la casa, mientras Javier salió a recorrer de nuevo el centro histórico y a hacer fotos que mostraran la bellísima iluminación nocturna de la ciudad de Quito.


Por la mañana del día siguiente, día 4 de agosto, muy temprano de nuevo, tomamos un taxi al aeropuerto y abandonamos Ecuador, tras 1 mes entero en este acogedor y maravilloso país.

Sin embargo, tras un tranquilo vuelo Quito - Miami, nos esperaba en Miami, de nuevo, una desagradable sorpresa. La compañía American Airlines había, durante el mes transcurrido desde nuestra llegada, cambiado la política que obligaba a recoger la maleta y facturarla de nuevo para el vuelo de conexión siguiente: Ahora te daban ¡por fin! las dos tarjetas de embarque y la maleta era conducida directamente a su destino final en Madrid. Algo lógico, ¿no es así?...no en Estados Unidos, hasta hace 1 mes y pico. Esto en sí era muy positivo, porque el único trámite que ya debíamos pasar en Miami era el de la policía de inmigración. Lógicamente, después de lo sucedido en el vuelo de ida, en el que -recordemos- Jose fue retenido casi dos horas por la policía de inmigración, pensamos que esta vez no habría problema alguno y que ambos pasaríamos el trámite migratorio sin problemas...pero no fue así. Jose volvió a ser retenido en la por él ya conocida "habitación -the room-" otras dos horas, repitiendo todo el proceso del vuelo de ida, ahora también a la vuelta, mientras de nuevo Javier pasaba los trámites sin problemas...¿Por qué? Esta vez tuvimos una explicación: El propio policía de inmigración indicó a Jose que había un narcotraficante colombiano muy buscado por la policía de Estados Unidos, con el mismo nombre y apellidos de Jose: Jose Manuel Rodríguez Romero. Algo absurdo, pues ya habían comprobado a la ida que ese peligroso narco no era nuestro Jose...pero Estados Unidos es Estados Unidos. Jose ha prometido no regresar jamás a ese, desde luego, al menos para él, muy poco acogedor país. Afortunadamente, esta vez teníamos mucho más tiempo entre vuelos y no perdimos el de conexión, pudiendo además relajarnos y almorzar adecuadamente en el aeropuerto de Miami. Un rabino judío con el que Javier entabló conversación en el vuelo de Quito, le habló de lo absurdo del sistema americano de seguridad aeroportuaria...y le aseguró que en Israel todo era mucho más efectivo y el control mucho mayor que en Estados Unidos...todo un aliciente para visitar Israel, ¿no creen?.

El vuelo Miami - Madrid salió exactamente a su hora...pasamos el vuelo y la estancia en el aeropuerto de Miami, compartiendo las fotos de todo el mes y, sobre todo, recapitulando todo lo vivido -y fue mucho- en ese mes en Ecuador, el primer país latinoamericano que ambos visitaban: No será el último...de hecho, estuvimos planificando una segunda visita a Ecuador, en la que también incluiríamos una estancia de cooperación con Fe y Alegría...si ello es posible: El tiempo lo dirá. Durante el vuelo nos hicimos amigos de uno de los auxiliares de vuelo, un venezolano afincado en Miami, con el que aún mantenemos contacto y que nos trató casi como clientes de clase "preferente"...

Aterrizamos en Madrid exactamente a las 9 de la mañana. Las maletas llegaron bien y, al salir de la T4, nos despedimos: Habíamos compartido 1 mes entero, de un modo intenso y en el seno de un ambiente de convivencia impecable y cercano. No hubo conflictos entre los dos, y eso que ambos somos muy diferentes. Todo fue a la perfección y la experiencia que hemos compartido permanecerá siempre en nuestro recuerdo y en nuestra vida. Gracias a Entreculturas y a Fe y Alegría por esta posibilidad que se nos ha brindado. No caerá en saco roto. Nuestro trabajo en España continúa ya, con más intensidad, si cabe.

Hasta un próximo viaje...

Jose y Javier

LA BRAMADORA (ECUADOR) XIII (1 - 2 AGOSTO 2011)

...nos levantamos temprano, de nuevo (fue una tónica de toda esta Experiencia Sur, sobre todo para desgracia de nuestro Jose...¡jaja!) y a las 6 estábamos saliendo ya de Quito, con nuestro maravilloso guía, Iván, el delegado de la región de la Sierra en Fe y Alegría Ecuador, con dirección a una escuela de Fe y Alegría situada en Ambato, al sur de la provincia de Cotopaxi, en la que íbamos a recoger a nuestra segunda acompañante de estas dos jornadas, Mónica, la psicóloga del colegio de Ambato. Hicimos una parada en el camino, para desayunar abundantemente en una cafetería de la carretera, con una vista increíblemente bella sobre el volcán Cotopaxi. Tuvimos mucha suerte, la imagen del volcán, de 5900 metros de altitud, elevándose sobre el valle de Quito, en medio del altiplano ecuatoriano, quitaba el habla. Otra de las maravillas de este país que, desde luego, tiene un potencial turístico subexplotado...la vista de las montañas nevadas, tanto volcanes como estructuras de erosión, no tenía desperdicio:




Al llegar a Ambato, recogimos a Mónica y brevemente visitamos la escuela de Fe y Alegría en la ciudad...



Continuamos hacia el sur, entrando enseguida en la provincia de Chimborazo, donde nos esperaba una gloriosa vista, casi milagrosa -siempre está envuelto entre nubes- del volcán Chimborazo, la montaña más alta de Ecuador, con 6300 metros...impresionante:



increíble, ¿verdad?...continuamos nuestra camino parando a visitar la iglesia más antigua fundada por los españoles en territorio de Ecuador, Santa María de Balbanera, en la provincia de Chimborazo, ya desde el principio con elementos artísticos indígenas:





Poco después llegamos a Guamote, donde existen muchas comunidades indígenas propias de la sierra, de habla quechua (o quichua) y también una escuela de Fe y Alegría:


pero nuestro objetivo primero era la visita de la comunidad 2 de agosto, o de Atapo Quichalan, de habla quechua, donde nos esperaba Lucas -director de la escuela- con una selección de alumnos y alumnas de la escuela (en la sierra era temporada vacacional, con lo que estos alumnos habían sido avisados para que acudieran a acompañarnos en la visita). Lucas y otro ayudante nos mostraron las instalaciones y nos hablaron de las peculiaridades de las escuelas indígenas. Pudimos ver los libros de texto editados en quichua y español. Nos invitaron además a comer, cerdo con papas y la bebida típica, hecha de maíz, la chicha. Así mismo, pudimos ver uno de los animales más habituales en su dieta, el cuy:



Se trata obviamente de una comunidad totalmente rural...toda el área tiene una población dispersa, con enormes distancias entre unas comunidades y otras...la escuela de Fe y Alegría desempeña un papel fundamental articulador de la vida de estas comunidades indígenas de la sierra en esta zona de Chimborazo.

Terminada la visita, seguimos hacia Chunchi, localidad al sur de la provincia de Chimborazo, donde nos alojamos en y visitamos un colegio de Fe y Alegría, que hasta hacía 3 años había sido un colegio de monjas salesianas, el Colegio de María Auxiliadora. Allí pasamos la noche, guiados por Ruth -la directora, que ha estado recientemente visitando a sus hijos en España- y atendidos magníficamente por Carmen, la cocinera. La casa tiene todavía todo el gusto y carácter de una comunidad religiosa. La escuela y colegio es grande, con unas magníficas instalaciones:



Tras descansar esa noche, de nuevo partimos temprano, día 2 de agosto, a visitar Ríobamba, aún en Chimborazo (os mostramos una foto de cómo se ve el Chimborazo normalmente, sólo la base nevada y el resto...nubes) y luego otra escuela de Fe y Alegría, con un estupendo huerto escolar, en la provincia de Ambato, de nuevo en dirección norte...también podéis ver el destino habitual de los preciosos cuyes que acabamos de mostraros:



...y de allí nos dirigimos a la localidad turística de Baños, en el límite del oriente ecuatoriano. Justo un par de kilómetros antes de llegar a Baños, el carro se averió e Iván tuvo que llamar a una grúa y regresar a Ambato con Mónica, proponiéndonos a nosotros dos continuar en autobús hasta Baños y pasar unas horas explorando la zona. Realmente queríamos ayudarlos con la avería del carro, pero nos convencieron de que era inútil tener a cuatro personas dedicadas a esta tarea y de que valdría la pena que expolorásemos la zona, la entrada o puerta al Oriente.  Así lo hicimos. El río en cuestión es el Pastaza, que da nombre a la región más extensa de Ecuador, en el oriente del país. Visitamos brevemente la ciudad de Baños y tomamos otro autobús para acercarnos a unas cataratas, conocidas como Pailón del Diablo, en la pequeña localidad de Río Verde. Hay que decir que la zona es...sencillamente, impresionante. Tras 10 km de túneles, la vegetación de zona montañosa templada da paso drásticamente a la selva ecuatorial, o al menos a sus comienzos. Incluso ascendimos a un mirador de difícil acceso detrás justo de la catarata...donde uno de nosotros quedó totalmente mojado. Un paisaje increíblemente bello y una de las regiones más turísticas de Ecuador:



Tras explorar la zona de las cataratas, comimos algo y regresamos directamente a Ambato, donde nos esperaban nuestros amigos Iván y Mónica para despedirnos y desearnos buen viaje de regreso a Quito. En el camino de regreso a Ambato, pudimos por fin observar de lejos el último volcán que ha entrado en erupcion en Ecuador, el Tungurahua...durante todo el día había estado cubierto...



Llegamos de noche a la capital y de nuevo nos dirigimos a la Cotopaxi para pasar la noche, no sin antes comprar un par de cosas para cenar.

Estamos llegando al final de nuestra aventura ecuatoriana. En la última entrega, os contaremos las peripecias del último día en Quito y del vuelo de regreso...que también tuvo su miga.