Ya en Quito, nada más llegar, notamos la enorme diferencia de clima: ¡Estaba lloviendo y hacía frío!. Tomamos un taxi y nos dirigimos los tres (Mariate, Jose y Javier) a la Cotopaxi, la casa de Fe y Alegría situada en el centro histórico de la ciudad, donde también habíamos dormido los 2 primeros días en Ecuador. Dejamos las cosas en la casa y luego Mariate y Javier se fueron a una fiesta en casa de Katy Páez, la responsable de Fe y Alegría durante nuestros primeros días en el país. Nos había invitado desde el lunes. Esa noche del vienres 29 de julio iba a celebrar con compañeros de la sede nacional de Fe y Alegría su despedida de esta ONG, tras 4 años de trabajo en ella.
Las razones de su marcha hay que buscarlas en un proyecto de reestructuración profunda de la sede nacional con el fin de recortar gastos, impulsado por Carlos "el chino" Vargas, el nuevo director nacional y su vicedirector, el ya citado salmantino Jose Luis Mingo. Cuando supimos que era la despedida de Katy (que afortunadamente enseguida encontró trabajo en otras 2 ONG y que va a iniciar su trabajo en ambas entre septiembre y octubre), no quisimos estar ausentes, pues le habíamos cogido mucho cariño y realmente se había portado muy bien con los dos. ¿Están justificados los motivos del "despido" de Katy y de varias decenas de miembros de Fe y Alegría a nivel nacional? No lo sabemos, pero esperamos que sí que lo estén. Al menos, se le garantizó a los "despedidos" mantener su puesto de trabajo mientras no encontraran otra salida profesional y eso es algo que distingue a esta ONG de cualquier empresa que se nos venga a la cabeza.
Jose estaba muy cansado y se quedó en la Cotopaxi, mientras Mariate y Javier se fueron en taxi a casa de Katy, en el norte de la ciudad. Fue una fiesta en la que se dijeron cosas muy bonitas de Katy y en la que se volvió a celebrar el cumpleaños de Javier, por 3ª vez...como nos fuimos de la casa exactamente a las 12 de la noche, se le cantó a Javier el cumpleaños exactamente en el momento en que éste empezaba...la comida de la fiesta de despedida estuvo estupenda y la música -estuvimos bailando y cantando largo tiempo- también....
Nada más llegar a Cuenca, nos dimos cuenta de que la ciudad era muy diferente del resto del país, por lo menos de lo que nosotros habíamos visto hasta el momento. Se trata de una ciudad eminentemente turística -patrimonio de la humanidad de la UNESCO- y con un casco histórico bien conservado, pero lo que más nos sorprendió fue el nivel económico de la ciudad, lo que se dejaba ver por las infraestructuras, los edificios, las casas...que podrían haber estado en cualquier lugar del norte de España e incluso de Centroeuropa o el Norte de Europa. Realmente, la ciudad fue construida con el dinero de los emigrantes a Estados Unidos y, en menor medida, a los países de Europa occidental. Es la ciudad más cara de Ecuador, para los propios ecuatorianos, pero nada de esto nos era conocido antes de llegar aquel sábado, por lo que la sensación fue desde el principio la de estar en otro país distinto al que habíamos conocido.
Desayunamos los tres, visitamos la catedral -con una imagen del beato Juan Pablo II- y recorrimos la calles de la ciudad -que, en su estructura, a modo de cuadrícula creciendo entre dos plazas con sendas iglesias principales, es idéntica a una ciudad canaria, San Cristóbal de La Laguna-...Javier se sintió todo el tiempo como en casa...efectivamente, Cuenca, como muchas ciudades de la América española, tomó a La Laguna del ingeniero Alejandro Torriani como modelo urbanístico a imitar. Visitamos la iglesia más antigua de la ciudad -la antigua catedral, hoy convertida en museo- y un museo de arte indígena. También comimos en un restaurante de la ciudad exquisiteces de la sierra ecuatoriana, para celebrar el cumpleaños de Javier y nuestra excursión de fin de semana, el único fin de semana turístico plenamente que en Ecuador vivimos. Nos gustó mucho la comida de aquel restaurante y también la que probamos en la cena, lo que habla muy bien de la gastronomía de la sierra ecuatoriana -que a Javier le parece mucho más variada e interesante que la de la zona costera-. Fuimos a misa en la iglesia de San Blas esa noche...la cantante que amenizaba la celebración junto a la Eucaristía de los 15 años de 3 chicas de Cuenca -algo muy ecuatoriano- cantaba de modo sublime, con elementos claros del folklore ecuatoriano de la sierra y grabamos incluso con la cámara algunas de las canciones.
Una vez marchó Mariate, cogimos un autobús a una zona cercana a Cuenca, el valle de Girón, para ver unas bellísimas cataratas, el Chorro del Girón, en un entorno completamente verde y frondoso. El paisaje de la zona era como el del norte de España, con vacas y granjas parecidas a las del norte de España, como ya dijimos. Comimos unas humitas y algunos dulces tras la visita a las cataratas y, tras recorrer el pueblo cercano, tomamos el autobús de vuelta a Cuenca, recogimos las cosas en el hotel y salimos para el aeropuerto.
El vuelo dura sólo unos 45 minutos. En Quito esa noche nos acostamos nada más llegar -y tras comprar unos quimbolitos y unas empanadas en un puesto de la ciudad vieja- pues al día siguiente nos esperaba de nuevo madrugar -nos recogían a las 6 de la mañana en la Cotopaxi, para iniciar nuestra visita de las escuelas de Fe y Alegría en la zona de la sierra, concretamente en las provincias de Riobamba y Chimborazo...
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