domingo, 24 de julio de 2011

EXPERIENCIA SUR LA BRAMADORA ECUADOR (VI)

Continuamos donde lo dejamos, tras un paréntesis de 6 días…
El viernes día 15 de julio amaneció como un día cualquiera –aunque desde que llegamos, ningún día ha sido como los demás-. Ya en el colegio, comenzó oficialmente el taller de conversación de inglés –con dos clases a grupos de 8º y 2º BACH, con resultados desiguales-, se ultimó la preparación de la primera sesión de la escuela de padres, que tuvo ya lugar el miércoles 20, ayer –escribimos esto el jueves 21- y se continuó el trabajo en secretaría, clasificando los archivos de cada alumno, tras la “reorganización” de la misma.
Al regresar al albergue, comimos y…comenzó la aventura que nos llevó a Río de Oro, las Cabañas y las Piedras, localidades no demasiado lejanas de La Bramadora, pero muy difíciles de acceder. Nos subimos en el carro de Lucía 11 personas: los cuatro chicos que residen en la zona que íbamos a visitar –Andy, Diego y Ronnie, los “Sabandos” y Jefferson-, cuatro chicos más del albergue –que ese fin de semana no fueron a sus casas, el pequeño Vinicio, Jimena, Flor Marina y Melissa-, Lucía, Jose y Javier.


El camino, apoyados en los bordes del carro, fue realmente escabroso y lleno de saltos…tanto que los valientes, como Jose, que se hicieron los fuertes y no quisieron utilizar cojines, acabaron con un interesante dolor de posaderas-, pues la mayor parte del mismo no estaba asfaltado y las piedras y hoyos eran de considerable tamaño…aparte del agravante de que, como ya dijimos, había llovido la noche anterior. Nos encontramos también manadas de vacas y toros, que enlentecieron nuestro paso.

Atravesamos el “Río de Oro”, uno de los más grandes de la región manaba…

Y llegó el momento en que el carro se atascó en el lodo, no pudiendo avanzar más. Afortunadamente, casi habíamos llegado a la casa de uno de los Sabandos…

Nos abrimos paso hasta la casa y allí dejamos el vehículo. Así que…¡a caminar!...

Así que…¡a caminar!...estuvimos haciéndolo largo rato, con un sol de justicia y al mismo tiempo, el suelo enlodado…pero atravesamos bellísimos paisajes:



Una vez llegados ¡por fin! a casa de Diego y Andy Sabando, con las botas llenas de barro y algo cansados, fuimos estupendamente acogidos por la familia, en su casa aún no terminada de construir –regresaron de España hace escasamente un año-:

Los señores Jofre y Margarita, se portaron con nosotros de maravilla, hablaron largo rato con nosotros y nos contaron su historia en España y el motivo de su regreso a Ecuador (volver a iniciar su vida aquí, tras un tiempo ahorrando en España). Así mismo, nos pudimos duchar –que harto lo necesitábamos- y se nos ofreció una cena suculenta, típicamente manabita: arroz (oh, arroz, Dios omnipresente de la comida costeña ecuatoriana…posiblemente no probaremos más el arroz hasta dentro de 6 años, tras esta sobrecarga), pollo, pescado, plátano maduro frito, plátano verde frito y asado, papas fritas, queso de sus propias vacas, leche recién ordeñada, cangrejos y zumos (¡oh!, zumos de frutas ecuatorianos, ¡que delicia!, de sandía, melón, naranja, mandarina, naranjilla, granadilla, tomate de árbol –más en la sierra que en la costa-, guanábana, piña…). Los niños lo pasaron de miedo en ese final de la tarde y por la noche…






Cuando llegó la hora de acostarse, nos acomodamos como buenamente fue posible, en camas improvisadas con sus “toldos” –mosquiteros-. Uno de nosotros compartió la cama con Andy Sabando, que no para de moverse en toda la noche!!!...dificultando el sueño de cualquier ser viviente que duerma con él…





¿a qué parece un santito?...
Tras el “descanso”…otro suculento “desayuno”, que, como ocurre siempre en estas tierras, más bien pareció un almuerzo: arroz -¿cómo no?-, maduro, verde, guineos (todos ellos plátanos), fruta (¡mucha fruta se come en esta tierra, o al menos quien no la coma es porque no quiere, no porque no haya!), pescado, tortillas, queso rallado y no rallado, leche pura de vaca…y esta vez no, pero muchas veces comen pollo, res o cerdo para desayunar…




Esa mañana incluso ordeñamos vacas, todas y todos nosotros…

Nos despedimos de los “Sabandos”, para dirigirnos a visitar a la abuela de la familia y también a la familia de Jefferson, otro de los chicos del albergue, pero antes nos hicimos fotos de familia:


Ya en casa de la abuela Sabando, unos heladitos de guineo (es decir, un plátano pequeño helado, muy típico de aquí), una conversación breve y seguimos camino para casa de Jefferson (volveríamos un par de horas más tarde a casa de la abuela):




Jefferson salió a recibirnos…

y de nuevo recibimos una maravillosa acogida por parte de otra familia ecuatoriana…nos ofrecieron “manjar” –una variedad del dulce de leche- y ron pope (una bebida con un poco de aguardiente y mucha leche y huevos, muy dulce…sí, parece que estuvimos todo el día comiendo, pero es que durante esta visita de fin de semana, CAMINAMOS MUCHO, PERO COMIMOS A TODAS HORAS, jeje!). En esta visita, nos subimos a caballo y los niños nos demostraron que ellos sí que sabían cabalgar, no nosotros…




Tras almorzar –de nuevo suculentamente- en casa de la abuela Sabando, iniciamos el camino de regreso, pero Jefferson se ofreció para llevar en su cabello nuestros bolsos, lo cual facilitó el camino de regreso (que además incluía una gallina asustada que llevábamos prisionera al albergue):


Este blog va a ser leído también por los/as chicos/as del albergue. Cuando salgamos de Ecuador, os daremos una versión de nuestra experiencia que contenga nuestra visión particular de la situación socio-económica del lugar y de las personas que lo habitan…
En fin, que llegamos al lugar en el cual habíamos dejado el carro el día anterior. Descansamos un rato, algunos tumbados en hamacas y otros jugando con unos cachorritos que en la casa había y subidos a árboles del cacao, para recoger piezas de fruta., de cacao criollo, de Ecuador, del mejor…


Ya en el carro, el mejor estado de los caminos nos permitió regresar a La Bramadora en menos tiempo de lo que había durado el viaje de ida. Pasamos por otra escuela de Fe y Alegría que se encuentran en el camino y disfrutamos del hermoso paisaje…el intenso sol del último día había secado los caminos, muy rápidamente:




Tras regresar a La Bramadora, cenamos algo y descansamos…había sido una de las experiencias más intensas y bellas del viaje.
Al día siguiente, domingo, existía la posibilidad de asistir a la Feria del Ganado de El Carmen, donde se celebran rodeos, a la manera “yankee”, por la festividad de la Virgen del Carmen (16 de julio) pero decidimos levantarnos tarde y aprovechar el día de otra manera…paseamos por el centro de La Bramadora –el domingo es día de mercado-, hicimos compras, leímos, hicimos la penúltima aportación al blog –que, no creáis, llevó unas cuantas horas, y más con la velocidad de las conexiones a internet disponibles-, anterior a ésta, almorzamos algo diferente al arroz ¡una ensalada con atún y algo muy ecuatoriano, plátano maduro frito...¡riquísimo!. Tomamos más fotos del pueblo y de la casa, algunas de las cuales ya las hemos incluido en el blog, algunos hicimos algo de gimnasia…También compartimos largas conversaciones con la rectora del colegio, María Teresa –Lucía, la directora del albergue, se había ido a El Carmen con los chicos que se habían quedado el fin de semana.
Fueron llegando, por la tarde, los chicos y chicas del albergue…compartimos nuestras vivencias del fin de semana, les acompañamos en la realización de las tareas pendientes del colegio para el día siguiente, “merendamos” con ellos y nos fuimos a acostar, tras un día sin horarios ni compromisos…
Continuaremos más tarde con la que iba a ser, hasta el momento, la semana más fuerte de trabajo en el colegio y de convivencia más estrecha con los/as chicos/as del albergue…
Un abrazo y hasta que Dios quiera (teniendo en cuenta la velocidad de la conexión aquí y las facilidades varias para acceder a internet, amén de el escaso tiempo disponible, no garantizamos fecha para la próxima actualización…total: una semana de retraso!!!!!!!)

Jose y Javi


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